Me llamo Isabel. Desde que recuerdo siempre he tenido una inquietud artística que me lleva a plasmarla en todo lo que hago, convencida de que la belleza es parte de nuestro ser como personas. Por tanto, doy mucho valor a que la belleza esté presente en todo: desde la decoración de una comida sencilla al lugar que habito.
Creo que es bueno que los lugares que habitamos sean bellos, lugares donde se esté bien. Y aunque siempre, siempre, siempre… lo primero son las personas, precisamente por esa primacía el “cómo” de los espacios y de las cosas es tan importante: en el hogar, en el trabajo, etc. Un objeto, por muy funcional que sea, siempre puede ser bonito y muchas veces, bello también.
Más que “creadora” de imágenes o textos, que la mayoría de las veces son de los gigantes sobre los que me apoyo, me considero una compositora estética a través de un trabajo artesano que lleva a una experiencia multisensorial de cada pieza: con la mirada, con el tacto y a veces incluso con el aroma.
Me dicen que mi trabajo es “alimento para el alma” y que con él hago feliz a la gente. ¡Espero que así sea!
El logo
Y junto con la belleza, el tiempo.
Porque en cuerpo y alma somos en el tiempo. |
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De ahí mi logo, siglas de “ayer”, “hoy” y “mañana”.
Porque del ayer viene el hoy que es semilla del mañana; en verbo presente. “Hoy” con “h”, que no se pronuncia, pero está y que en su forma recuerda a una silla, porque sólo en el presente es donde podemos “sentarnos” a vivir; donde proyectamos la sombra de nuestra presencia convirtiéndola en kairós, ese tiempo en que algo importante sucede. |
El lugar
El lugar de mi trabajo, además del taller y el despacho, son en realidad muchos otros “lugares”.
Es la familia que apoya y los amigos que animan, pero sobre todo es esa persona que camina conmigo en la vida: mi esposo. Él está detrás de ¡tantas cosas! Es gracias a su entrega que este proyecto está siendo posible.